Por: Grupo 3
El trabajo que estas personas realizan es sumamente riesgoso, por la dinámica que se vive dentro de los operativos de ayuda y socorro, muchas veces, ellos le dedican más tiempo a su compromiso con la institución que a otras actividades sociales e incluso familiares.
Los socorristas a diario enfrentan grandes retos, desde subirse a la ambulancia y responder a un llamado hasta llegar al lugar y descubrir que la persona por la que se movilizaron a un lugar ya falleció: “cuando dice eso de salvar vidas, uno no quisiera que la persona falleciera, si no que la persona que yo atendí llegue con vida, pero se siente bastante mal; se baja la moral, y más cuando es un niño, una persona que empieza a vivir”, recuerda Juárez, melancólico.
Para que los miembros de esta institución puedan atender rápido y de una mejor manera a los llamados de accidentes que reciben no sólo influye la capacitación que cuenten dichas personas o la cantidad de ellos, sino también los recursos con los que cuentan “hay situaciones en las recibimos quejas de por qué no llegamos antes, pero hay muchos factores que influyen: hay tráfico u otro tipo de impedimentos por lo que no podemos llegar rápido a ciertos lugares. Además de que nosotros hacemos lo que podemos con los recursos que tenemos”, afirmó don Luis Ángel Juárez.
En la organización de socorristas voluntarios, Cruz Verde, hacen falta muchos recursos, entre ellos están las ambulancias, los vehículos con los que se trasladan a los lugares de emergencia y luego estas llevan a los heridos a centros asistenciales más cercanos, pues “algunas ya dieron su vida útil” y requieren un cambio lo más pronto posible. Mientras tanto, a pesar de estos impedimentos y de los pocos recursos con los que cuenta la institución, estos héroes verdes no dejarán nunca de dar su vida y alma por los demás.
Foto: www.cruzverdesalvadoreña.org |
Cuando se trata de salvar vidas, cada segundo se vuelve vital y crucial para cada uno de estos miembros. La labor humanitaria de los socorristas de la Cruz Verde Salvadoreña es un trabajo incansable y de muchos sacrificios personales.
Estos héroes “siempre presentes” día a día exponen sus propias vidas para el servicio de la población salvadoreña, aunque esto represente no esperar ni recibir algo a cambio. Un trabajo que solo se logra gracias al protagonismo y perseverancia de cada uno de sus colaboradores y voluntarios.
Si bien parece una labor sencilla, requiere de mucho esfuerzo y coordinación, al momento de hacerse presentes en una situación que requiera de su importante ayuda. Es por ello, que cada persona que labora en esta institución juega un papel transcendental entre la vida y la muerte, pero que vale la pena cuando se salva una vida.
Para llevar a cabo esta tarea, los cuerpos de socorro deben levantarse temprano para llegar a la institución, atender los llamados de emergencia que surjan, prepararse con el equipo necesario para atender ese llamado, llegar al lugar y socorrer a las personas para llevarlas a un lugar seguro y donde se les brinde la atención necesaria.
Valores que dicha institución hacen posibles y visibles al tener ese deseo y ganas de trabajar por El Salvador; un país donde los accidentes son el pan de cada día de estos miembros y que los convierte, en los héroes verdes que siempre estarán presentes para el servicio de los demás.
¿Cómo inició todo?
La Cruz Verde Salvadoreña es una institución sin fines de lucro, de voluntariado y socorrismo prehospitalario y de emergencias que cuenta con 47 años de estar al servicio de la población. Nació cuando un grupo de personas altruistas vieron la necesidad de contar con una institución que se encargase de ayudar a todos sin discriminación de raza, religión, color o cualquier otra diferencia. También para dar apoyo a otras entidades de socorro y en conjunto, atender el llamado de emergencia en el menor tiempo posible, casos de estados críticos y de desastres.
La organización cuenta con más de 15 centros operativos o “seccionales” distribuidos en 7 departamentos de El Salvador: San Miguel, Usulután, Cabañas, La Libertad, Santa Ana, Sonsonate y San Salvador.
Dicha institución ha formado parte de innumerables labores de rescate durante distintas situaciones de emergencia, tanto naturales como diversos accidentes de toda índole. Sin embargo, la ayuda que estas personas brindan a los ciudadanos no sería posible sin los voluntariados, que han dado pie a que más personas se puedan unir y colaborar en las actividades que promueve la Cruz Verde Salvadoreña.
En El Salvador, para formar parte de la Cruz Verde Salvadoreña, además de tener vocación y el deseo de ayudar a los demás, se requiere de la aprobación del Programa Técnico de Emergencias Médicas (EMT-B), el cual certifica a los voluntarios que estos están aptos para brindar atención prehospitalaria. De esta manera pueden trabajar con destreza durante una situación de emergencia que requiera conocimientos óptimos para atender a los heridos. Sin embargo, este debe ser impartido por personal previamente autorizado.
La labor que, estos denominados héroes, desempeñan son en su mayoría de alto riesgo, pues este cuerpo de socorro es de los pocos que “llega hasta donde otros no”. Los voluntarios forman parte del sistema de emergencia nacional y están debidamente capacitados para que cumplan un rol en las diversas áreas que existen en la organización, entre ellas: socorristas, guardavidas, buzos, asistentes en Primeros Auxilios (APAA), rescate vertical, médicos, enfermeras y la unidad de Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades (EDAN).
Experiencias Verdes
Según el presidente de la junta directiva nacional de la Cruz Verde Salvadoreña, Luis Coronado Laínez, la labor de la organización es prestar atención prehospitalaria a las diferentes personas que han sufrido algún tipo de accidente o enfermedad repentina. También, expresó que la infinita labor que realizan los voluntarios es comúnmente durante caos, los cuales pueden ser: accidentes automovilísticos, rescates en lugares de difícil acceso y rescates acuáticos.
“La mayor satisfacción de pertenecer a la Cruz Verde es haberme desarrollado en otro ambiente que no era mi especialidad, de igual forma, aprender algo diferente que me ayudó a desarrollarme como ser humano con mi labor humanitaria”, manifestó Coronado.
El trabajo que estas personas realizan es sumamente riesgoso, por la dinámica que se vive dentro de los operativos de ayuda y socorro, muchas veces, ellos le dedican más tiempo a su compromiso con la institución que a otras actividades sociales e incluso familiares.
“A veces las fiestas familiares, por lo menos de Semana Santa, Agostinas y de diciembre que se comparte con la familia tiene, que dejarlas uno porque hay urgencias o le toca turno y todo, y hay que cumplir”, afirmó Don Miguel Ángel, miembro del Centro de Comunicaciones de Cruz Verde Salvadoreña.
Aparte del rol profesional que los elementos desempeñan dentro de la organización, estos deben poseer ciertas aptitudes que son primordiales para sobrevivir como un miembro activo de cuerpo de socorro, ya que la tarea de ayudar a otras personas que se encuentran en estados críticos son escenarios que no muchas personas tienen la capacidad de manejar correctamente.
Para Miguel Ángel Juárez, miembro activo de Cruz Verde Salvadoreña desde hace 10 años, la situación más impresionante que le ha tocado vivir durante las atenciones en diversos accidentes, es cuando un bus de la ruta 202, en la carretera a Los Chorros se desvió sobre el sentido contrario y en su trayecto, impactó a un extranjero de nacionalidad coreana, cortándole instantáneamente la cabeza: “son cosas que cuesta que uno las asimile” recalcó.
Los socorristas a diario enfrentan grandes retos, desde subirse a la ambulancia y responder a un llamado hasta llegar al lugar y descubrir que la persona por la que se movilizaron a un lugar ya falleció: “cuando dice eso de salvar vidas, uno no quisiera que la persona falleciera, si no que la persona que yo atendí llegue con vida, pero se siente bastante mal; se baja la moral, y más cuando es un niño, una persona que empieza a vivir”, recuerda Juárez, melancólico.
Coronado explicó que los voluntarios deben dominar principios como la honestidad, neutralidad, transparencia, seguridad, respeto e higiene, que en conjunto forman a un voluntario integral la institución.
Para que los miembros de esta institución puedan atender rápido y de una mejor manera a los llamados de accidentes que reciben no sólo influye la capacitación que cuenten dichas personas o la cantidad de ellos, sino también los recursos con los que cuentan “hay situaciones en las recibimos quejas de por qué no llegamos antes, pero hay muchos factores que influyen: hay tráfico u otro tipo de impedimentos por lo que no podemos llegar rápido a ciertos lugares. Además de que nosotros hacemos lo que podemos con los recursos que tenemos”, afirmó don Luis Ángel Juárez.
En la organización de socorristas voluntarios, Cruz Verde, hacen falta muchos recursos, entre ellos están las ambulancias, los vehículos con los que se trasladan a los lugares de emergencia y luego estas llevan a los heridos a centros asistenciales más cercanos, pues “algunas ya dieron su vida útil” y requieren un cambio lo más pronto posible. Mientras tanto, a pesar de estos impedimentos y de los pocos recursos con los que cuenta la institución, estos héroes verdes no dejarán nunca de dar su vida y alma por los demás.
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