El amigo de la muerte
Por Marcela Vásquez
El sol no ha
salido desde ayer, hace frío afuera, un día extraño para ir a conversar un tema
tabú como es la muerte, me pongo un suéter, tomó un taxi y me dirijo hacia
aquel lugar poco común para ir hacer una entrevista. Finalmente llego. La
fachada es muy atractiva a simple vista parece una casa cualquiera, pero no lo
es. En la entrada me encuentro con un
hombre de camisa blanca y pantalón negro, me pregunta el porqué de mi visita,
le explico el motivo que me ha traído hacia ese extraño lugar y le digo a quién
busco. Con una sonrisa me dice que pase
adelante.
En la entrada hay
tres ataúdes: uno color negro, una plata y un café. Me ofrece una silla justo
al lado de ellos, me incómoda ver tantos ataúdes y me pregunto cómo estos
hombres pueden pasar día y noche en este lugar; enfrente hay un escritorio con
papeles desordenados y una puerta que dirige a lado izquierdo con más ataúdes
de todos los gustos, tamaños y colores y al lado derecho hay un cuarto donde se
ve una cama pequeña y angosta que supongo que es la aliada del descanso de los
señores que ejercen esta valiente labor.
Trato de mantener la calma, estoy sola y rodeada de ataúdes llena de
miedo, pues no es nada agradable para algunas personas estar por primera vez
rodeada de tantos objetos que son exclusivos para el descanso eterno.
Finamente aparece
la persona a quien busco, un señor de unos 54 años de edad, alto y fornido, de
aparente carácter fuerte y con una mirada intensa. Lo veo y lo primero que se
me viene a la mente es que tengo enfrente de mí a un amigo de los muertos.
Me saluda y se
sienta en la silla del escritorio, trata de poner en orden los papeles para que
yo pueda colocar mi agenda.
***
-
¿Cómo es posible que no tenga algún sentimiento de miedo o le
genere pesadillas pasar tanto tiempo en un lugar como este? Le pregunto a José
-
Al principio cuando inicié a trabajar en esta funeraria lo único
que me daba eran vómito, es que es un trabajo en donde se ve de todo, además no
cualquier persona tiene la capacidad de quedarse de 45 minutos a 1 hora y media
aproximadamente en un cuarto cerrado con un muerto. La verdad una de las características que
tiene que tener una persona para soportar todo esto, es un carácter fuerte que
no te permita flaquear en ningún momento y sobre todo poder manejar tu mente.
Una de las cosas
que he logrado que he logrado controlar es mi cerebro ya que a veces la mente
nos juega malas jugadas en donde si nos dejamos llevar por ella vamos a tener
muy malas experiencias me responde con gran naturalidad un gesto de valentía.
-
¿y qué piensa de la muerte? Le pregunto
-
La muerte es algo natural, la única verdad de la que estamos
seguros es que te vas a morir en cualquier momento es un ciclo de vida. La biblia nos habla de eso cuando nos dice
que del polvo somos y que allí vamos a volver.
Para muchas personas es un tema tabú y le huyen, pero para una persona
como yo que ha pasado tanto tiempo en ver montones de cadáveres de personas que
mueren víctimas de asesinatos, delincuencia, accidentes de tránsito o por
enfermedades, te puedo decir que lo veo de lo más normal es más yo mismo
aconsejo a las personas a que comiencen a pagar uno de los ataúd que en la
funeraria tenemos con planes de pagos
para estar preparados para ese momento
en que nuestro corazón deje de latir o algún familiar muera.
De enero a junio
del presente año 1,776 personas han muerto a causa de la violencia según
informe de la Policía Nacional Civil (PNC). El promedio diario de muertes
violentas es de 9.8, cifra muy alarmante y elevada para nuestro país en la cual
estos cadáveres son preparados por personas que trabajan en una funeraria como José,
quien día con día está pendiente que suene su celular o el teléfono de su lugar
de trabajo y lo manden a recoger un cuerpo.
Mirándolo
directamente a los ojos, le pregunto si se encuentra satisfecho con su trabajo
para descifrar la respuesta que sus labios pronunciarán…
Ya que se me hace
difícil pensar que a alguien le agrada tanto ejercer un trabajo así, y para mi
sorpresa veo en los ojos de este hombre un brillo que durante el tiempo que
tengo de hablar con él no lo había visto, sé que detrás de esa mirada se
esconde algo más.
Fíjese que uno se
acostumbra a lo que hace y más sabiendo que ese es el medio para sostener a tu
familia, con el tiempo le vas encontrando la emoción, entrega y llega a un
punto que te gusta hacer lo que haces.
***
De lo que llevo
de trabajar en la Funeraria El Descanso
Eterno, en dos ocasiones me ha ganado el sentimiento, me dice José con sus
ojos tristes y bajando la cabeza.
-
¿Me puede contar en qué ocasiones?
_ “La primera vez
yo estaba aquí en la funeraria de San Salvador cuando me hablaron por teléfono
que fuera por el cadáver de una mujer que había sufrido un accidente de
tránsito. Inmediatamente salí pues el deber me llamaba, mi sorpresa fue que la
mujer tenía ya varios meses de embarazo, me conmovió aquella escena pues de lo
único que me acorde fue de cuando mi esposa estaba embarazada.
Era la primera
vez que iba a preparar un cuerpo de una mujer en gestación.
Con delicadeza le
saqué aquella criatura sin vida y la puse en una cajita para bebé”.
-
La segunda vez ocurrió hace seis meses, esta vez un pariente. La
esposa de mi primo falleció y él me pidió que fuera yo quien preparara el
cadáver de su esposa, claro, yo me negué, pero él me insistió en que fuera yo
el que se encargará de preparar y tocar a su esposa, no confiaba en nadie más,
fue difícil tener que llevar a ese laboratorio a una persona que había sido
como una hermana para mí, pero al final lo hice porque sé que si ella hubiera
podido elegir me hubiera elegido a mí. La dejé muy bonita, la maquillé como
ella acostumbraba hacerlo”
También hay algo
que siempre me he preguntado y es que a veces uno ve que las personas
físicamente se ven sanas, pero cuando se ven sus órganos uno se lleva una gran
impresión al ver los pulmones de color negro y cortado por la mitad o el hígado
al tamaño de una pelota de basquetbol. Es impresionante como una persona puede
vivir con un problema así y me imaginó la dolorosa muerte que ha probablemente
sufrió esa persona.
***
Me atrevo
preguntarle por su familia, me dice que está casado y que tiene dos hijos
adolescentes.
-
¿Qué piensa de ellos de su trabajo?
-
Mi esposa non está muy convencida es más creo que si me hubiera
conocido ya ejerciendo esta labor no se casa conmigo, me dice de una manera
decepcionante y bajando la mirada. “Los horarios de mi trabajo han hecho que se
note la ausencia en mi casa”
-
¿Y sus hijos preguntó?
-
Sí, dos varones uno de 14 y
uno de 16, mi ausencia les ha afectado mucho son muy rebeldes, a lo mejor es la
etapa en la que están. Usted me ha de comprender me dice con una carcajada.
-
¿Cada cuánto llega a su casa?
-
A veces cada dos o tres días dependiendo el trabajo.
-
¿Desde que empezó a trabajar aquí tiene estos problemas en su familia?
-
No, fue cuando mi presencia se notó más, que mis hijos crecieron y
mi mujer pasa más tiempo sola en la casa.
Me cambia el tema
rotundamente y noto que aquel hombre fuerte que ha sido capaz de sobrellevar
tantas cosas es frágil al hablar de este tema y me dice que se le ha hecho
tarde que debe seguir trabajando.
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