Por. Karla Torres
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| Foto: reaccioninformativa.com |
Es preocupante que cada vez son más jóvenes los consumidores de drogas,
así lo muestran los resultados de investigaciones hechas por el Ministerio de
Salud.
Niños y adolescentes empiezan a drogarse a edades tempranas, entre los
10 o los 12 años. La población entre 10 y 14 años constituyen un nuevo mercado
para quienes venden estupefacientes, pues desde esa edad dicha población
consume gran variedad de drogas.
En Centroamérica, el consumo de estimulantes sintéticos como las
metanfetaminas, anfetaminas y "éxtasis" sobrepasan el promedio
mundial, destaca el Reporte Mundial de Drogas. El documento añade que el uso de
estimulantes tipo anfetamínico es, especialmente en El Salvador,
utilizado por el 3.3% de la población.
Según el experto antidrogas y analista político Carlos Avilés, los
padres de familia deben actuar, y hablar de manera más amplia y abierta a sus
hijos, dependiendo de la edad, sobre las drogas y sus efectos. Tal vez algunos
padres crean que no es adecuado hacerlo, otros que no es necesario porque es
imposible que sus hijos tengan un acercamiento o adicción con las drogas y
otros ni siquiera saben cómo abordar el tema o tienen miedo de hacerlo.
Los tiempos han cambiado, los niños no crecen ni se desarrollan como los
de antes, así mismo el ambiente familiar ya no se da igual que en el pasado por
lo tanto hay que dejar a un lado todas esas ideas que obstaculizan la relación
padre e hijos y no esperar hasta el momento en que piense que el niño tiene un
problema para decidir actuar.
La droga es cualquier sustancia natural o química que al ser introducida
al organismo, produce ciertos cambios físicos, emocionales o mentales. El
consumo sin límites de las drogas puede llevar a una adicción o dependencia
tanto física como emocional.
Las drogas ilegales dentro del país son: la cocaína, anfetaminas,
marihuana, pasta base, LSD, heroína y éxtasis.
Los niveles de producción y del consumo mundial de las drogas ilícitas
naturales como cocaína, marihuana, heroína y opio se han mantenido estables en
los últimos cinco años; contrario a lo que ha ocurrido con las drogas
sintéticas que han tenido un incremento considerable, según el Informe Mundial
de Drogas divulgado por la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito (UNODC).
La droga que se ubica en el primer lugar de consumo entre los niños y
jóvenes es la marihuana, con un 11.8% le sigue la cocaína, con un 2.2%, y el
hachís, con un 0.9%.
A los 10-11 años niños comienzan a consumir drogas gracias al producto
de la promiscuidad o de la influencia de los medios de comunicación, la moda, o
familia y amigos, agregó Avilés.
El consumir drogas a muy temprana a edad trae consigo muchas
consecuencias tanto físicas como psicológicas. Entre las físicas tenemos: punta
de los dedos amarillos, reducción de masa muscular, sed, falta de equilibrio,
dificultades para hablar.
Las consecuencias psicológicas son la falta de memoria, confusión, falta
de reflejos, problema de identidad, pérdida de personalidad y baja estima. La
pérdida de memoria se debe a que la droga mata las neuronas.
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| Foto: http://revistavive.com |
Existen entidades que apoyan a los niños que se adentraron al mundo
oscuro de las drogas, por ejemplo un proyecto del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA). Se trata del Complejo de
Integración Social para la Niñez y la Adolescencia (CISNA), cuya la función
principal es ayudar a niños y adolescentes en situación de calle, entre 8 a 17
años con problemas de adicción. También el Hospital Nacional Psiquiátrico “Dr.
José Molina Martínez" cuenta con un Programa de Terapia Grupal para
Personas con Problemas de Drogodependencia denominado “Vivir Intensamente
Drogas Afuera” (VIDA).
Además existen una variedad de organizaciones sin fines de lucro, una de
ellas es “Teen Challenge El Salvador”. Esta rehabilitan a personas con
problemas de alcoholismo y drogadicción. Otra institución no gubernamental es
la Fundación Antidrogas de El Salvador (FUNDASALVA), la cual ha desarrollado
diversos modelos de prevención integral de la drogadicción y otras conductas
nocivas para la sociedad y ha impulsado acciones de atención psicológica, educativa
y social, mediante programas de tratamiento, rehabilitación y reinserción, bajo
las modalidades ambulatoria y residencial de atención.
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