Escrito por: Joseline Chamul
La adolescencia es una etapa muy compleja en la vida de toda persona en la que la autoestima tiene un papel determinante.
En esta etapa, las relaciones interpersonales son esenciales para desarrollar una adecuada competencia social y, por tanto, tener una buena autoestima. Al mismo tiempo, es imprescindible para el joven, la necesidad de sentirse aceptado. Es decir, ser miembro de un grupo social para poder construir su propia identidad social con la que enfrentarse al mundo, sentirse parte de un grupo. El adolescente tiene una elevada necesidad de resultar atractivo.
Una de cada cuatro personas entre 7 y 17 años tiene baja autoestima y reconocen sufrir síntomas de estrés postraumático, ansiedad y depresión, según una encuesta realizada a 25.000 estudiantes. Más de la mitad de ellos 51% dice tener muy pocas personas de confianza. El 32% afirma que, a veces piensa que “soy malo o que no tengo remedio”. Un 28% dice “no me gusta como soy”. Un 23% asegura que “si volviera a nacer, me gustaría ser diferente de cómo soy”. Un 20% considera “soy más débil que los otros”.
Una baja autoestima en la adolescencia provoca autodestrucción, para
comprender la percepción de sí mismo y la baja valoración personal se debe
observar cómo los adolescentes interactúan con el mundo que los rodea y cómo
interfiere el sexo en la forma que tiene
el hombre y la mujer de expresarse y reaccionar ante una situación conflictiva.
Es importante conocer las diferentes problemáticas que enfrenta una adolescente como consecuencia de una baja autoestima ya que muestran una mayor atención y preocupación por sus sentimientos y experiencias emocionales compartiendo más sobre sus emociones y teniendo una mayor vulnerabilidad a experimentar depresión y ansiedad
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